Granada
Andrés Segovia, el guitarrista clásico más célebre que ha conocido el mundo, es reconocido indiscutiblemente como el padre fundador del movimiento moderno de la guitarra clásica. Gracias a sus actuaciones en los escenarios de todo el mundo, a los arreglos y encargos de nuevas obras para guitarra y a sus actividades docentes, Segovia dio a la guitarra una nueva dimensión. Dejó de ser un instrumento de entretenimiento popular para convertirse en un vehículo de música clásica seria, inscribiendo así su nombre en los anales de la historia de la música.
Segovia nació el 21 de febrero de 1893 en Linares, Jaén, en la región de España conocida como Andalucía. Como a su padre, abogado, le resultaba difícil mantener a su numerosa familia, a los diez años Segovia fue enviado a vivir con unos tíos a Granada. Fue el tío quien introdujo a Segovia en la música, y el niño estudió piano y violín en el Instituto Musical de Granada. Aunque estos instrumentos le interesaban poco, se sintió atraído por la guitarra al oírla tocar en casa de un amigo.
El «Estudio Sin Luz» de Andrés Segovia interpretado por Olivia
Celebramos este mes el centenario del nacimiento de Andrés Segovia. Nació el año de la muerte de Tchaikovsky, cuatro años antes de la muerte de Brahms. Sibelius era un joven de 28 años, Elgar estaba en la treintena y Verdi celebró el año de su 80 cumpleaños componiendo Falstaff. Rachmaninov sólo tenía 20 años, un año más que Richard Strauss, Stravinsky tenía 9 y Picasso 12. Arnold Schoenberg, una de las mayores influencias en la música del siglo XX, era ya un estudiante de 19 años.
Segovia nació un año después de la muerte de Antonio Jurado Torres y 16 años antes de la de Tárrega y Albéniz. Granados tenía 26 años en 1893 y Turina 11, mientras que Manuel de Falla, el gran hombre de la música española del siglo XX, tenía 17 años. Emilio Pujol tenía siete y Miguel Llobet 15.
Aunque el nacimiento de Segovia fue hace tanto tiempo, a mucha gente Segovia le parece muy contemporáneo nuestro, sobre todo por su longevidad. Sin su inspiración no habría existido un marco internacional vibrante en el que proseguir nuestros estudios de guitarra y el instrumento podría haber permanecido durante muchas décadas más abandonado en los remansos de la historia musical española. Para muchos de nosotros no habría habido vocación de guitarrista a la que atender, muy poco repertorio, si es que hay alguno, de compositores no guitarristas que merezca la pena considerar, y muchos grandes intérpretes como Julian Bream y John Williams podrían no haber cumplido su alto destino como recitadores de guitarra.
Julian Bream Masterclass 1978: Isaac Albéniz Granada
Trasladada su familia a Granada, allí comienza su aprendizaje autodidacta de la guitarra, sólo apoyado por unos estudios musicales en el Instituto de Música de Granada. Su voluntad y exigencia le permitieron, a pesar de sus pocos años, descubrir las enormes posibilidades del instrumento.
En 1910, con sólo 16 años, ofreció su primer recital de guitarra en el Centro Artístico de Granada, y obtuvo críticas alentadoras que le animaron a seguir dando recitales por toda Andalucía. Su presentación llegó en 1913, con su actuación en el Ateneo de Madrid. Siguen las giras por España, a pesar de su juventud, y en 1919 se traslada por primera vez al extranjero: primero a países latinoamericanos, y más tarde a Europa. En su afán por ampliar el repertorio de la guitarra, entonces muy escaso, hace que algunos compositores amigos comiencen a escribir para su instrumento (entre ellos, Villalobos, Rodrigo y Ponce). En 1924 triunfa en París, fascinando al público y a la crítica. Su concierto en Nueva York suscita el siguiente comentario del New York Times: «Hace que la guitarra tenga el color de media docena de instrumentos… Un público neoyorquino poco frecuente fue tan unánime y cálido en dar su aprobación y aceptación».
Isaac Albéniz – Granada
Segovia nació el 21 de febrero de 1893[2] en Linares, Jaén. Desde muy joven fue enviado a vivir con su tío Eduardo y su tía María. Eduardo organizó las primeras clases de música de Segovia con un profesor de violín tras reconocer que Segovia tenía aptitudes para la música. La introducción a la música no fue muy feliz para el joven Segovia debido a los estrictos métodos del profesor, y Eduardo interrumpió las clases. Su tío decidió trasladarse a Granada para que Segovia obtuviera una mejor educación; tras llegar a Granada, Segovia retomó sus estudios musicales. Segovia conoció el flamenco durante sus años de formación como músico, pero declaró que «no tenía gusto» por esta forma y que, en su lugar, elegía las obras de Fernando Sor, Francisco Tárrega y otros compositores clásicos[3]. Tárrega accedió a dar algunas lecciones al autodidacta Segovia, pero murió antes de que pudieran reunirse, y Segovia afirma que su temprana educación musical supuso la «doble función de profesor y alumno en el mismo cuerpo»[4].